Después de ver HARTA, ¿cómo cambiarías el final si fueras Dominicana?

 

La película dominicana HARTA ha removido conciencias, encendido debates y, sobre todo, nos ha hecho mirarnos en el espejo. Es cruda, real y valiente. Una historia que no solo refleja el drama de una mujer atrapada en una relación tóxica, sino también el grito silenciado de muchas dominicanas que, día tras día, sobreviven en una sociedad donde ser mujer, libre y decidida aún incomoda.

Y sí, yo también lloré. También apreté los puños, también sentí la rabia de las injusticias y el nudo en la garganta cuando la protagonista, agotada emocionalmente, toma una decisión tan dolorosa como comprensible. Pero al llegar al final… me pregunté: ¿y si yo fuera la guionista? ¿Y si tú lo fueras?

Si yo fuera Dominicana —como lo soy— cambiaría el final. No porque no entienda el dolor, sino porque sueño con otro tipo de desenlace. Cambiaría la tragedia por resistencia, el silencio por justicia, la rendición por poder.

Si de mí dependiera, esa mujer no terminaría marcada por la derrota, sino por la fuerza. Sería vista saliendo de un juzgado, con una sentencia firme en la mano y una sonrisa rota, pero libre. La veríamos construyendo una nueva vida, ayudando a otras mujeres, alzando la voz sin miedo. Porque ya estuvo bueno de que el final de nuestras historias sea siempre el sacrificio.

En un país donde la violencia de género aún cobra demasiadas vidas, necesitamos narrativas que además de visibilizar el horror, nos devuelvan la esperanza. Necesitamos finales donde las mujeres vivan para contarlo, para denunciar, para sanar.

Sí, HARTA es necesaria. Pero también es urgente imaginar —y escribir— otro tipo de finales. Porque las dominicanas no solo estamos hartas. También estamos listas para cambiar la historia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *