República Dominicana. – Aunque persisten sombras en el panorama eléctrico nacional, ya se empiezan a ver destellos de transformación. Así lo sostiene el Consejo Unificado de las Empresas Distribuidoras de Electricidad (CUED), que asegura que el sistema eléctrico comienza a mejorar, aunque advierte que el fraude sigue siendo su gran enemigo.
En un contexto marcado por años de deterioro estructural y desconfianza social, los datos más recientes arrojan señales de avance. Según cifras del Ministerio de Energía y Minas, las empresas Edenorte y Edeeste lograron reducir sus pérdidas eléctricas en el primer cuatrimestre de 2025: Edenorte pasó de un 26.1 % a 25 %, y Edeeste de 55 % a 54.5 %. Un descenso modesto en lo cuantitativo, pero significativo en una red que históricamente ha estado plagada de irregularidades.
En el caso de Edesur, se reportó un incremento de pérdidas, debido —según explicó el CUED— a la decisión de cancelar contratos con grandes usuarios no regulados que pagaban tarifas inferiores al costo real de generación. Lejos de ser una debilidad, esta medida fue calificada como una corrección necesaria para la sostenibilidad financiera de la empresa.
Más inversión, más cobertura… ¿más conciencia?
Durante 2024 y los primeros meses de 2025, se han destinado más de RD$4,300 millones a mejoras estructurales: se rehabilitaron 494 kilómetros de redes, se instalaron más de 639,000 medidores inteligentes, y se formalizaron 353,000 nuevos contratos de servicio, muchos en comunidades donde el acceso formal nunca había llegado.
La estrategia ha sido integral: modernizar infraestructuras, ampliar cobertura y —no menos importante— reforzar la gestión y la recaudación. De hecho, los ingresos anuales de las EDES ya superan los US$2,000 millones, una cifra sin precedentes.
Pero estos logros técnicos enfrentan un enemigo persistente: el fraude eléctrico. Según el CUED, hasta un 30 % de los usuarios en zonas urbanas están conectados de forma ilegal. Una realidad que no solo afecta los ingresos de las empresas, sino que erosiona la cultura del respeto a la ley y el sentido de justicia entre quienes sí pagan el servicio.
El fraude no es una travesura
Brigadas que son recibidas con agresiones, medidores manipulados, conexiones fantasmas y resistencia social al orden… El panorama que describe el CUED evidencia que más allá de lo técnico, el verdadero reto es cultural y ético. ¿Cómo lograr un sistema sostenible si una parte de la ciudadanía exige derechos sin asumir deberes?
Por ello, se han intensificado las acciones legales contra usuarios, contratistas y redes organizadas dedicadas al fraude. Además, se están implementando tecnologías como paneles con alarmas antiviolación, control remoto y acuerdos de pago para clientes morosos, con el fin de equilibrar firmeza institucional y oportunidades de regularización.
Un llamado al compromiso colectivo
Desde el CUED se ha hecho un llamado directo a la prensa, los líderes comunitarios, y a toda la sociedad: el sistema eléctrico no se transforma desde una sola trinchera. La sostenibilidad requiere una visión de país, donde el respeto a la ley, el uso responsable de los recursos y el respaldo a las instituciones se conviertan en valores compartidos.
La luz al final del túnel comienza a vislumbrarse, pero no basta con ver el rumbo. Ahora toca caminarlo con constancia, conciencia y corresponsabilidad.
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