La crisis humanitaria y política que atraviesa Haití no puede ni debe ser ignorada. Pero tampoco puede seguir siendo una responsabilidad exclusivamente dominicana. Mientras las potencias del mundo se limitan a expresar “preocupación” o emitir comunicados diplomáticos, es nuestro país quien sigue cargando con el peso real de una crisis ajena, sin ayuda suficiente y con críticas injustas.
República Dominicana ha sido solidaria. Lo ha demostrado con hechos, no con discursos. Nuestros hospitales han atendido a miles de ciudadanos haitianos sin documentos. Nuestros centros educativos han recibido a niños que, sin hablar español, han sido incluidos en el sistema. Nuestras calles, nuestras instituciones, nuestras fronteras están al límite.
Y sin embargo, cuando el gobierno dominicano toma decisiones soberanas para proteger su estabilidad, la comunidad internacional reacciona con condenas, como si fuera un pecado cuidar de los nuestros. ¿Dónde están esos mismos países cuando se trata de enviar apoyo logístico, recursos, o soluciones concretas para Haití? ¿Por qué no abren sus puertas, por qué no comparten la carga?
Ser solidario no significa permitir que la estabilidad de tu país se derrumbe. Significa dar la mano, sí, pero sin poner en riesgo tu propio hogar. ¿Cómo se le exige más al que ya ha dado tanto, y se perdona la inacción de los que tienen más poder para ayudar?
El gobierno central tiene la obligación moral y constitucional de proteger primero a su pueblo.
Es muy fácil opinar desde un escritorio en Washington o Bruselas. Es muy fácil condenar cuando no se conoce la frontera, ni se siente la presión social que vive la población dominicana a diario. Lo difícil —y lo verdaderamente justo— sería asumir responsabilidades compartidas y dejar de mirar a República Dominicana como el “bombero” regional que debe apagar incendios que otros provocan y luego olvidan.
Nuestro país seguirá siendo un ejemplo de humanidad, pero también tiene derecho a poner límites. Porque no hay soberanía sin control, ni futuro sin orden.
Revista Los Regionarios
Opinión – Voces que defienden la verdad del pueblo