Santo Domingo, R.D. – Comunicadora, estratega en comunicación y ahora madre de dos pequeños: Adriel (2 años) y Adrián (6 meses). Viryi Baldera se encuentra inmersa en una etapa intensa y desafiante de su vida, en la que busca equilibrio entre lo profesional, lo familiar y su bienestar personal. En esta conversación con Los Regionarios, se sincera sobre las luces y sombras de la maternidad, y cómo esta ha transformado su mundo desde adentro.
¿Cómo ha cambiado tu visión de la vida y del trabajo desde que te convertiste en madre?
“La maternidad cambió por completo mi forma de ver la vida. Me obligó a pausar, a reordenar mis prioridades y a entender que, aunque amo mi carrera, mis hijos son lo primero. Ya no tomo decisiones solo por lo que significan para mí, sino por cómo afectan mi tiempo con ellos. Mi trabajo sigue siendo una pasión, pero la vida ahora tiene otro centro”.
En un mundo tan acelerado y digitalizado, ¿cómo manejas el equilibrio entre la maternidad, tu carrera profesional y el autocuidado?
“Todavía estoy en ese proceso. El equilibrio es algo que se construye día a día. Aprendí a decir que no, a organizarme mejor y a rodearme de una red que me apoya. Con dos niños tan pequeños, es difícil encontrar espacios propios, pero hago el intento. También entendí que, si mamá no está bien, el entorno tampoco”.
¿Cuál ha sido el mayor reto que has enfrentado en esta nueva etapa como mamá y cómo lo has superado?
“Sin duda, lo más difícil ha sido enfrentar mi propia vulnerabilidad. La maternidad te lleva al límite en todos los sentidos. El agotamiento, las noches sin dormir, el querer un momento de silencio y no tenerlo… es abrumador. He salido adelante gracias al apoyo de mi esposo, un padre presente, y de mis padres, que han sido clave. Pero no es fácil. Esto te prueba todos los días”.
¿Qué valores y enseñanzas deseas transmitirles a tus hijos que también aplicas en tu vida profesional como estratega en comunicación?
“La honestidad, la empatía, el respeto y la responsabilidad. Son valores esenciales en mi carrera como comunicadora, y quiero que mis hijos los vivan desde casa. No quiero ser una madre perfecta, pero sí una madre real. Quiero que entiendan que ser sensible también es ser fuerte, que equivocarse está bien y que lo que se hace con amor, deja huella”.
Muchas mujeres sienten presión por “poder con todo” después de la maternidad. ¿Qué mensaje les darías a aquellas que están atravesando esa etapa de adaptación?
“Que no se exijan ser súper mujeres. Nos han vendido una maternidad idealizada, de fotos perfectas y sonrisas constantes, pero la realidad es otra. Hay días buenos y días difíciles. Sentirse agotadas, tristes o abrumadas no las hace menos madres. Nos hace humanas. Está bien pedir ayuda, descansar, y necesitar tiempo para una misma. No todo tiene que verse bien para estar bien”.
Con este testimonio honesto y cercano, Viryi Baldera nos recuerda que la maternidad no es una meta perfecta que se alcanza, sino un viaje lleno de emociones, lecciones y mucha humanidad. Su historia resuena con la de tantas mujeres que luchan cada día por ser madres reales, no perfectas.
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